Hoy me he levantado con una triste noticia: Severiano Ballesteros fallecía anoche como consecuencia de un tumor cerebral con el que estuvo luchando durante dos años y medio.
Tuve la suerte de conocer a Seve. Haablé con él en dos ocasiones, la primera, un encuentro fortuito en El Sardinero cuando iba a ver al Racing. Yo tenía 12 años y le admiraba. Le pedí un autógrafo que me dio con simpatía, habló un par de minutos conmigo como si me conociera de siempre. Digno de elogiar en él.
La segunda fue hace 4 o 5 años en Pedreña, pueblo cántabro donde se crió, vivió y apendio a jugar al golf. Yo trabajaba allí y coincidí con él en un bar. Habló conmigo como si me conociera de toda la vida, de una manera jovial, campechana, como buen cántabro.